
Para Luisa Ruiz su mayor inspiración es trabajar en el sector deportivo
Por varios meses los vientos del municipio de Roldanillo abrazan los colores del cielo, siendo protagonistas con cientos de parapentistas del mundo, un lugar mágico al norte del Valle del Cauca para contemplar sus paisajes, pero también una tierra de educadores, poetas, deportistas y grandes artistas que se inspiran en él.
Inspiración que Javier Ruíz y Cielo Vinazco educadores de profesión tuvieron para traer al mundo su mayor muestra de amor, su única hija, Luisa Ruíz Vinazco, quien es una de las fisioterapeutas del Centro de Medicina Deportiva de Indervalle.
Luisa como hija única, fue la luz de los ojos en su familia, para muchos la “consentida”, pero en ella siempre resaltaba su carácter y esas alas abiertas para volar en búsqueda de sus principales sueños.
Fue de esa forma que después terminar sus estudios secundarios en la Normal Superior Jorge Isaacs de Roldanillo, puso su mente en la fisioterapia, carrera que se dispuso a estudiar fuera de su natal Roldanillo. Luisa empacó maletas, saliendo de casa rumbo a Cali, ciudad donde fue acogida por su madrina Luz Mary Sánchez, en un nuevo hogar en donde se sintió como una hija más, mientras estuvo adelantando su carrera profesional en la Escuela Nacional del Deporte.
Pasaron varios semestres y teniendo claro que quería especializarse en neurorehabilitación, ingresó a hacer su pasantía en la Asociación Deportivo Cali, club deportivo donde aprendió el manejo de recuperaciones de los deportistas de alto rendimiento.
En el campo del fútbol, Luisa se enamoró no solo más de su profesión sino del deporte. Una vez acaba su pasantía llega ese anhelado título y también una oportunidad laboral que la hace feliz desde el año 2015; momento en el que se vincula a Indervalle y de inmediato forma parte del equipo rojiblanco en los Juegos Nacionales de ese año, para cuatro años después regresar a estas justas con el título de campeones.
Luisa como creyente de la energía cinética y las conspiraciones de las leyes de la vida, en ese periodo se empeñó en fortalecer cada experiencia cargada de alegrías y tristezas, que al final la llevaron a fortalecer su calidad humana y profesional.
Sin planearlo, el deporte se convirtió en una de sus pasiones más grandes, admiraba sus pacientes y juntos llevaban un crecimiento que los beneficiaba no solo en lo técnico, sino en lo espiritual.
Luisa ha cumplido sus metas, por esas que un día salió de casa, hoy es sinónimo de orgullo en su familia. En medio de su trabajo, de sus jornadas en los escenarios, en lo personal saca espacio para realizar actividad física y comparte con Juan Pablo, médico veterinario y atleta de rugby quién le robó el corazón, y con quien está a punto de ir al altar.