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Olga Lucía Albán, 15 años de mucho deporte y amor a su trabajo en Indervalle

Madre cabeza de hogar, trabajadora, hija de dos excelentes padres y amiga, esa es Olga Lucía Albán, una jamundeña de pura cepa, que ha trabajado toda su vida para sacar adelante a sus tres hijos.

Olga Lucía, llegó a Indervalle hace ya bastantes años, fue en el 2005, junto con su entrañable amiga y compañera de trabajo Libia Constanza Aragón; en su primer puesto en ‘La Casa del Deporte’, se desempeñó como recepcionista, en ese puesto no duró mucho tiempo y fue trasladada a ventanilla única, allí recibía todos los documentos y papeles que llegaban a Indervalle.

La agilidad y su pasión por el trabajo la llevaron rápidamente a la oficina de tesorería, donde estuvo más de dos años como secretaria.

Sus habilidades también llegaron a la oficina de alto rendimiento de Indervalle, en el área de competición llegó a apoyar la entrega de la implementación deportiva, a los deportistas que iban a representar al Valle del Cauca en las justas más importante de Colombia, los Juegos Deportivos Nacionales del año 2008.  Gracias a su valor, entrega al trabajo y calidez logró cultivar una excelente relación de trabajo con el Licenciado Raúl Fernando Montoya y años más tarde se convirtió en su secretaria, en la Gerencia de Indervalle.

Entre risas Olga Lucía, recuerda que por un momento fue reconocida en Indervalle, como la “Supernumeraria”, porque apoyaba a todas las dependencias de la entidad.

Con una profunda emoción Olga, manifiesta que hace 13 años está nombrada en Indervalle, y para ella es un privilegio trabajar para el deporte, ahí aprendió a amarlo mientras mezcló sus rutinas de trabajo con una buena carga de actividad física.

Hace 5 años trabaja en Secretaria General de la entidad y se siente muy feliz porque desde la parte administrativa, aporta su granito de arena dando un buen trato, recibiendo a sus compañeros de trabajo, entrenadores y deportistas, los cuales son la razón de ser de Indervalle. Con una sonrisa cálida y recargada con la mejor energía, les ayuda y sube toda la contratación de Indervalle a las plataformas de control y seguimiento.

En sus tiempos libres Olga disfruta hacer deporte, pasión que comparte con sus tres hijos Jorge Alejandro, Isabela y Catalina, quienes viven y se gozan con ella esta pasión como una opción de vida.

Esta mujer de 49 años, en su trabajo, disfruta al máximo lo que hace y siempre trata de tener con responsabilidad sus cosas al día: “Soy un ser humano por eso me equivoco, pero trato siempre de hacer y entregar de mi lo mejor”; expresa Olga Lucía.

Olga, es administradora de empresas, de la Universidad Santiago de Cali y cuenta con una especialización en Gerencia Financiera y un posgrado en Talento Humano.

La mejor experiencia de su vida la ha vivido gracias a Indervalle y ha sido poder ir a unos Juegos Nacionales, “Sentir cada medalla que ganan esos muchachos, sentir el esfuerzo que ellos hacen, sacrificios, esa emoción, eso es totalmente indescriptible, entonces eso para mi ha sido la experiencia más maravillosa, que yo he tenido aquí” recuerda Olga con un tono de voz emotivo.

Pero esa misma voz resalta a diario y agradece cada una de las oportunidades laborales que Dios ha puesto en su camino, ella es espiritual y allí radica la fuerza y el amor que le imprime a su vida.

Cuando comenzó el aislamiento por el Covid – 19, a Olga le dio mucho “guayabo” como ella misma lo describe, ver la entidad vacía, porque estaba acostumbrada a ver la casa rojiblanca llena, ver a la gente en equipo trabajar por un mismo fin, fortalecer el “Valle Oro Puro”.

Por otro lado, los primeros meses de la pandemia, los vivió junto a sus hijos, desayunando, almorzando y cenando en la mesa, espacio que hace mucho tiempo solo los podía vivir los fines de semanas, por el trabajo y las obligaciones de sus hijos. Verlos ahí todos los días le generó mucha felicidad, a pesar del panorama que vive actualmente el mundo.

En el pasado mes de mayo volvió a trabajar desde las instalaciones de Indervalle, con todo el protocolo de seguridad, Olga extrañar recibir en su oficina o en los pasillos, poder saludar con un caluroso abrazo o beso a sus compañeros. Sabe que muchas cosas por ahora no volverán a la normalidad, pero distrae su momento con oraciones, con ejercicios y sobre todo compartiendo tiempo de calidad en familia.

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