
José Uber Escobar: Un luchador que combate con físico y corazón
Jose Uber Escobar es preparador físico del equipo “Valle Oro Puro” en el Centro de Medicina de Indervalle, desde hace nueve años, pero gran parte de su vida ha sido deportista de lucha olímpica en la modalidad grecorromana, dos pasiones que mezcla de forma única en su vida.
Como es habitual, todos los días de lunes a viernes se despierta a las 4:00 a.m. y a las 5:00 a.m. está listo para sus sesiones de actividad física, “Al que madruga Dios lo ayuda” un adagio popular que Jose aplica ya que durante el resto de día también debe sacar espacio para su formación académica. Para el luchador su rutina diaria es un punto de motivación donde tanto músculos como mente, se activan para dar lo mejor de sí y que sus pupilos hagan lo propio en cada deporte.
Tiene muy claro la diferencia de sus roles como preparador físico y atleta, pero el enfoque deportivo es el que lo motiva a ganar en lo personal su texto título de Juegos Nacionales, pero también ver coronarse a compañeros de diferentes disciplinas, para hacer un Valle del Cauca ganador en las justas del año 2019.
“En la parte como profesional trato de complementar lo que tengo frente a mi trabajo, que me falta, dónde puedo mejorar y eso obviamente también lo paso a los entrenadores” dice con mucha seguridad cuando le tocan el tema de preparación física, mostrándole a los atletas que si es posible mejorar y ser responsables en el deporte y el estudio.
Para la mayoría de los atletas Jose Uber se ha convertido en un modelo a seguir, entrega lo mejor de lo que conoce, colabora y es reconocido por su sencillez y calidad humana. Todo estas características y su trabajo lo ha llevado a conquistar podios internacionales además de ser múltiple campeón nacional; cuenta con más de veinte títulos que sumó desde sus inicios en la lucha olímpica, una cifra que para él aun no es suficiente. El vallecaucano quiere obtener su título número seis de la mano de sus amigos y hace años sus entrenadores: Víctor Capacho y Carlos Alberto Daza.
Con la misma exigencia que pide a sus pupilos, seca sus gotas de sudor y en el tapiz se prepara para nuevos combates, en ese instante no es el amigo, el preparador físico o el hijo consentido, allí llega es el deportista de alto rendimiento que ha recorrido centenar de escenarios y se niega a dejar para siempre esos botines con los que ha batallas y ha subido a podios, elevando sus manos y la bandera del Valle o de Colombia.